Agnes

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Agnes Hernández“El corazón de una hermana es un abismo de ternura, un diamante de pureza”, o al menos eso me enseñó Balzac cuando lo leí por primera vez con 16 años. Nunca más olvidé esa afirmación porque tengo una hermana. Y tener una hermana mayor es lo mejor que hay.

El 19 de noviembre fue su cumpleaños y no la pude felicitar. Sé que tuvo un día feliz. Me indigna no felicitarla todos los años ese día, parece que nunca estoy a tiempo para los cumpleaños.

Nunca pedí tener una hermana, sin embargo, cuando nací ya ella estaba esperando por mí. En 5007 le besaba la barriga a mi madre y le decía que quería que yo fuera varón. Allí me cargó por primera vez, aunque no me podía sostener por mucho rato. Conmigo se estrenó como madre. Y como madre la veré pronto, antes de marzo, cuando nazca esa criatura que no se deja ver en los ultrasonidos.

Hoy le escribo porque tener una hermana es tener a una “mejor amiga” siempre al lado, y hermana y amiga es tener doble felicidad. Le escribo porque a pesar de no estar a mi lado, ella me ha enseñado a vivir. Le escribo porque los hermanos nunca se abandonan.

Una hermana es el único trocito de niñez que no se pierde y la mía nunca supo que lloré en mi niñez por no tenerla a mi lado, sin embargo las hermanas tienen fama de compartir alegrías y de secar lágrimas. Nunca me dio el consejo que necesitaba para enfrentarme a mi primer amor. No conoce mis primeros pensamientos maduros, ni mi adolescencia, ni cómo empecé la vida laboral. Sin embargo, sé que en cada uno de esos momentos ella siempre me defendería.

A cada rato le regalo letras en un chat, le dedico pensamientos, le marco frases en los libros, y hasta le canto canciones, como la de Aldo: “Dónde quiera que te encuentres”.

No sé a qué escuela fue, ni en qué universidad se graduó. Yo solo tengo fotos. No sé por qué se fue, ni por qué no ha vuelto. Yo solo tengo un mapa detrás de la puerta de mi cuarto donde a veces la imagino. No sé qué música oye, pero sé que Swedish House Mafia es su grupo preferido.

Me molesta no recibir su afecto, ni darle mi cariño. Me molesta la distancia. No se su opinión sobre tantas cosas, por ejemplo: ¿Cómo hubieras reaccionado cuando decidí estudiar Periodismo?

Tampoco se enteró que estaba muy orgulloso de sus estudios, y que un nudo se me hacía cuando hablaba solo con ella en la soledad de mi cuarto. Nunca supo que era el mejor ejemplo a seguir, que fue mi motor cuando necesité el empujón para continuar. No sabe que viéndola actuar aprendí todo lo que sé de las mujeres. No se enteró de los celos que sentí cuando salía con alguien cuando apenas tenía 16 años. No sabe los celos que todavía siento con Frank. Tampoco sabe que la casa en que la criaron ahora es una pizzería privada de las mejores de Artemisa.

Sé que tenemos la misma sangre y el mismo padre, el mismo calcio en los dientes y casi el mismo ADN. Sé que tenemos hasta los mismos lunares, los mismos huequitos en la cara cuando nos reímos, la misma sonrisa y la misma expresión de dolor. Tenemos el mismo corazón en el medio del pecho. Y en el mío he guardado un pedazo para ella. Por eso sé que nunca podré engañarla, porque delante de ella no valdrán disfraces. Me conoce tanto como se conoce a sí misma, porque una hermana es parte de uno mismo, es una presencia eterna en el corazón, en el alma y en la memoria.

No le reprocho nada, ni que estemos separados. Ya me adapté a la huida de la gente. Ya me adapté a las fronteras territoriales, al mar, a la Fundación Cubano Americana, a las multas, al Bloqueo, a la política, y a la economía que lo destroza todo, incluso a los corazones más sinceros. Ya me adapté a los capitalistas abrazos que no nos damos. Ye me adapté a la vida social que no hacemos juntos. Ya me adapté al mundo. Me adapté a sus faltas de ortografía porque ha olvidado el español. Me adapté a su implacable inglés. Me adapté a su vida, a Facebook, a verla sin hablarle. Ya me adapté a no aconsejarle sobre los hombres, que no somos ángeles; y qué en la vida hay que amar con intensidad. Aunque esto último no le hizo falta saberlo, porque Frank se lo ha enseñado mejor que yo.

Ya me adapté a que la única dirección que conozco de ella es Facebook. Me adapté a sus vacaciones. Me adapté a sus amigas y a sus gustos que no los conozco. Me adapté a no saber cómo llora. Me adapté al malecón y a pensarla sentado en ese muro de ocho kilómetros. Me adapté a ir a los bares y pensar, qué le gustaría tomar a mi hermana; o a los restaurantes y preguntarme: ¿Qué plato le parecerá mejor?; o como ayer cuando fui a Café Fortuna en 3 y 62 y le pregunté a la que me acompañaba: ¿cuál crees que le gustaría a mi hermana?

Llevo años añorando una llamada. Llevo años queriendo verla. Pero me consuelo por yo solo sé que soy su hermano y que la amo como se ama a las hermanas. Sé que me ha pensado, que ha hablado de mí, que está orgullosa de lo que hago. Sé que pronto voy a ser tío. Sé que es parte de mi alma como yo de la suya. Sé que va a comprender este post y que me va a perdonar por no ser el primero en felicitarla el día de su cumpleaños. Sé que sabe que te estoy agradecido, como con su madre Evelyn, por los regalos que me han hecho.

Donde quiera que te encuentres, debes saber que me inspiras, que te extraño, que te pienso, que te he soñado, que en mi vida estás presente, que le he hablado a los amigos de ti, y que mis novias han vivido celos intensos por tu culpa. Donde quiera que te encuentres debes saber que te quiero mucho y que hoy mantengo la esperanza de encontrarte, y de abrazarte y luego despacio, sin temor y muy bajito, decirte te amo.

3 comentarios en “Agnes

  1. Yudeimy castellanos

    Yo también me adapté al facbk como casi única alternativa para saber de mi hermana. Es triste y lindo a la vez leer algo tan conmovedor. Cuando mi hija crezca y tenga acceso en un futuro a Internet, lo primero que le recomendaré será este escrito sobre tu Agnes, ella sabrá por q? Quizás me reproche muchas cosas, todos necesitamos hermanas, hermanos, confidentes; todos añoramos alguien para pelear y celar y lo más importante necesitamos a alguien que nos despierte o descubra sentimientos inexplicables.Gracias..bella tu Agnes, y bella tu manera de glorificarla.

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